Serán tus besos frescos y dulces
Como el agua cristalina de los lagos
Con los pececillos de colores
Llegando a las orillas por las flores.
O serán broncos, torrentosos,
Como el agua de los ríos
Sacada de su cauce por un cielo roto...
¡Qué no daría yo por saberlo!
Podría yo sin duda hallar miles de símiles
Y llevarte, por el amor que aún te tengo
A los excelsos confines del cielo
Y hacer de ti, la diosa que yo quiero.
O podría también si al caso viniera
Enterrar tu recuerdo en el centro de la tierra…
Y arrancarte para siempre de mi corazón
Y de mi historia.
Pero el amor sólo es amor cuando duele
Cuando hiere, cuando mata…
Por eso yo prefiero rendirme ante la vida
Para escribir el capítulo final de esta novela.
Delalma
7/10/2013