Que ¿por qué soy tan feliz? Porque Él no me abandona,
Porque todo me perdona, comprende cualquier desliz;
Y me trata con cariño, a pesar de mi dureza;
Y es que es tanta su grandeza, su pureza es cual armiño,
Que su palabra es perdón y su virtud, gentileza,
Tan inmensa su belleza, tan noble su corazón,
Que a pesar de lo que soy: un pecador tan constante,
Piensa que seré diamante: mira hacia donde yo voy;
Aunque si llego a la meta será por su gran bondad,
Por amar su gran verdad, su compañía selecta;
Por la fe que me inspiró, su brillante compañía,
Por esa eterna alegría de contar con su amor...