Arbustiva y verde enredadera
que te muestras bellamente en la ladera
cubriendo con un manto de primavera
todo aquello que a tu paso encuentras.
Vas trepando lentamente,
desciendes como las aguas, te ensanchas,
te escondes entre las zarzas y te adueñas
de cada palmo de la tierra.
El astro sol te acompaña en el camino
realzando el verde azul de tu vestido
y el paisaje se me ofrece de postal
por el paseo del Parque Fluvial.
Con ese singular traje que luces
llenas barandillas, muros y paredes
y hasta te he visto trepar con desafío
por los pilares del puente sobre el río.
Eres capaz de alfombrar las orillas
con tus verdes hojas y azuladas campanillas
un lecho natural que es una auténtica maravilla.
¡Si yo pudiera como tú...
bella y siempre verde enredadera,
recorrería los confines de la tierra!
¡Subiría a la torre de la Iglesia
para estar más cerca de las estrellas,
para posarme en sus doradas campanas
y poder dulcemente acariciarlas!
¡Vestiría de color verde esmeralda
del Castillo de Buñol sus murallas
y me extendería por sus envejecidas piedras,
por sus torres, sus arcos y sus almenas!
¡Y con los zarcillos trepadores
subiría hasta las copas de los árboles
para tocar del cielo las blancas nubes
y sentir el suave contacto de los ruiseñores!
Fina