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El maestro y la Visión. - Cuento.

Todavía estaba por amanecer. El cielo se había pintado de estrellas y la Luna proyectaba una cálida fluorescencia.  Maestro y discípulos caminaban por la ribera de un rio cuyas aguas estaban muy, muy calmadas y límpidas.

—Maestro, tengo sed. Podría tomarme un poco de ese agua? —preguntó el discípulo.

—Por supuesto querido discípulo. —consintió el maestro.

El discípulo entonces se dispone a beber del agua del rio.

—Mirad la Luna! —manifestó el discípulo señalando la Luna reflejada en las aguas del rio.

—Eso que ves no es la Luna. —precisó el maestro. Lo que ves es el reflejo de ella, pero no es “ella”.

Todos, entonces, se quedaron estáticos, pues cualquier palabra del maestro era la esencia pura de una sabiduría milenaria, y esperaban ansiosos a poder “beber” de esa sabiduría.

—Mirad ahora! —dijo el maestro al tiempo que lanzó una minúscula piedra en el centro exacto de aquél reflejo.

Decenas de círculos concéntricos se fueron formando alrededor de aquel reflejo, de aquella supuesta Luna y los discípulos observaron con atención a ese suceso.

—Que me podéis decir sobre lo que han visto? —preguntó el maestro.

—Que la piedra se ha mojado. —dijo el más gracioso con la pretensión de causar algunas risas y logrando una mueca de reproche del maestro.

—Que el reflejo ahora está distorsionado y no se puede ver la luna tal como es. —dijo un segundo.

—Exacto! —exclamó el maestro. La luna sigue existiendo allí arriba, pero el reflejo ahora está distorsionado. No puedes decir que has visto algo si tu visión está distorsionada. Eso nunca será la realidad o la verdad. Podrá ser, como mucho, “tu” verdad.

“Lo mismo pasa con el espejo. El espejo simplemente refleja tu rostro. No refleja tu verdadera cara. Lo que ves es el reflejo, que a su vez es percibido por tu visión. Si tu visión está distorsionada, entonces lo que ves también estará distorsionado. El maestro intenta mostrarte cómo te quitas la venda de tus ojos y la ignorancia para empezar a percibir el Guru en tu interior, que son las enseñanzas y aplicarlas en tu vida.”

—Si miráis ahora mismo, directamente a la Luna, vais a apreciar su verdadera hermosura. Cuando podáis mirar directamente a tu interior, conoceréis vuestra verdadera cara, y les garantizo: es hermosa! —afirmó el maestro.

—Vamos a descansar un rato, porque el cuerpo también necesita de nuestros cuidados. —dijo el maestro en el camino de regreso.