Maello, 22 de Noviembre de 2013
Desperté recordando el sabor de tus labios,
el baile de estos cuerpos embadurnados,
en el aroma infame de la delicia sibilina
que nos ha traído este derroche de energía,
y tengo en mi mente ese intenso beso,
reviviendo el sabor de chocolate almendro,
como degustación ínfima de lo perfecto.
Y busco con la desesperación de un adicto,
arrancando una onza de chocolate
queriendo oler ese aroma a negro azabache
que ha embaucado a mis labios amables,
en la persecución adicta de poder degustarte
y untar mis índices en lo profundo
de este cuerpo hermoso y oriundo,
Y recuerdo el recorrido de mis manos,
por las curvas del cuerpo profanado,
en un ritual del dulce chocolate
que he esparcido por todas las partes,
para poder con mis labios besarlo
y con mi lengua poder degustarlo
en un placer íntimo y saboreado.
Wicttor