Efesios 5:25-28
“Así como Jesucristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos”
I
Te vi en collados, merodeando por praderas
Semejante a cervatillo sobre montes de Beter
Cantar de cantares que lo inspira tu fragancia
He aquí eres hermosa y bella Israel
II
Tu bien lo sabes, oh hermosa entre los pueblos
Ve y sigue caminando las pisadas de David
Apacientas mis ovejas en la tierna cabañuela
De los Siervos de JEHOVÁ No te olvides de mi Ley
III
Quien es la amada que se muestra como el alba
Tan hermosa como luna y tan clara como el sol
Muéstrame tu rostro, vuélvete conmigo,
Hazme oír tu dulce voz; tu nombre cual incienso
Oh Iglesia del SEÑOR
IV
Tu amor es incomparable,
Tu hermosura es inigualable,
Tu mirada es muy penetrante:
Una tu conmigo, uno yo contigo mi amor