Hay algunos días
en que un halo triste,
me avisa que viene
y lo veo venir,
no se si es el mundo
tan lleno de baches,
o es solo la tarde
que se va...a dormir.
Esa es la hora
de las confidencias,
esas que uno hace
hacia su interior,
hay tantos misterios
que rondan tras nuestro,
igual que mendigos
cargando...su horror.
No hace mucho era
distinta la vida,
mi barrio era otro
no puedo creer,
que descuido el mío
no me he dado cuenta,
como este cambio
lo ha echado...a perder.
A veces sin quererlo
busco a mi vecina,
la buena de LUISA
en la casa del zaguán,
pero tengo enfrente
un alto edificio,
el progreso avanza
y esto...es lo que hay.
Me acuerdo cuando era
muy mía la calle,
nunca había horas
para ir o volver,
hoy hay otras caras
y otro movimiento,
son los cartoneros
que quieren...comer.
Así están las cosas
no vale quejarse,
nadie asume culpas
de este cambio cruel,
que lindo sería
volver a lo de antes,
ser feliz de nuevo
y yo...el muchacho aquél.
Sería ese joven
con mil fantasías,
envuelto en mi traje
color ilusión,
pensando que ahora
al doblar la esquina,
chocaría de lleno
con un...gran amor.
Junté un ramillete
hecho con mis lágrimas,
por los viejos tiempos
que lejos se ven,
ya no hay vecinos
somos como extraños,
solo se ven rejas
y se me va...mi tren.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)