Cuando era una niña navegué en un transatlántico,
vomité todo el camino
como si fuera un pronóstico.
Rugía el aire del desierto liso,
y la ventisca de las arenas,
hice señas a mis familiares por si volvía
de alguna catástrofe,
respirando un cáliz verde como consuelo.
Una sonrisa enemiga puede salvarte en el fondo.
Construyeron sombras
para los marineros.
Jasón
quien había perdido un zapato
al cruzar un río
partiría a ultramar.