ANA ROSA BUSTAMANTE

EL AIRE DEL DESIERTO

Cuando era una niña navegué en un transatlántico,

vomité todo el camino

como si fuera un pronóstico.

Rugía el aire del desierto liso,

y la ventisca de las arenas,

hice señas a mis familiares por si volvía

de alguna catástrofe,

respirando un cáliz verde como consuelo.

Una sonrisa enemiga puede salvarte en el fondo.  

Construyeron sombras

para los marineros.

Jasón

quien  había perdido un zapato  

al cruzar un río

partiría a ultramar.