Donaciano Bueno

El espejo

Desnudo estoy mirándome al espejo
como dios me trajo al mundo,
me veo y no me conozco, estoy viejo,
escuálido, encorvado, sólo pellejo,
perdida la mirada e hiracundo.

 

¡Santo y seña, señor! oigo gritar
por detrás de ti, espejo inmundo,
me niego yo a identificar,
el que me quiera apreciar
que busque en mi interior profundo.

 

¡Maldito espejo, eres vanal!
aunque a mi me pones triste,
presumido, eres un simple cristal
plano, inane y superficial,
reproduces los que viste.

 

Tu, espejo, no tienes corazón
ni aun tan siquiera opinión
aunque te pidan consejo,
provocando admiración,
y otras veces decepción
no más eres que un reflejo.

 

A todos sin distinción,
sean plebeyos o ricos,
o incluso si son políticos,
no haces discriminación
ni admites trucos artísticos.

 

Ante mi, comprendo tu decepción
y tu honestidad admito,
y ya que en mis versos te cito
no seas conmigo cruel,
quiero verme como aquel
jóven, fornido, bonito.

 

Y si ya no hay solución
yo te agradezco un montón
que hagas una excepción
adornándome un poquito.