Yo estaba en el jardín
mirando una rosa,
mirando un jazmín;
y al mirar de pronto
pude descubrir
un trozo de lápiz
que alguien dejó allí…
Parecía un soldado,
pero sin fusil,
entonces me dieron
ganas de escribir
decenas de versos
o llegar hasta mil,
para así con rimas
poder yo decir
que hay flores bellas
allí en el jardín.
Y los benditos versos
no quisieron salir
y como el trozo de lápiz
no me pudo servir,
lo dejé en su sitio
alegre y gentil
para que otro lo encuentre
en modo sutil
y escriba los versos
que me faltaron a mí.
AUTOR: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela