La voy olvidando poco a poco
pero cuando me llega, uf!,
cómo vuelvo a sentir su presencia.
La voy dejando por los rincones
de mis tardes y durante el insomnio
vuelve como detrás de un vidrio,
su voz es bajo dark cuadrado,
el traquetear de un reloj incosolable
y la voy olvidando poco a poco
pero cuando me toca, no!,
es su rostro el que me sigue
mi segunda sombra, mi pasión,
reflexiono, fantaseo, duermo
y ahí otra vez a pesar
de que olvido su soledad ruin)
es el aire húmedo por la ventana).
No me deja, nunca lo hará,
y aunque suba mil ascensores
y me sucede mil veces más
no me dejará, nunca lo hará
porque es la huella y el signo errante
que durante diez siglos me siguió,
y hoy, en este Milenios,
me aguarda con sus ojos azules.