Entre los suspiros
tu cuerpo, tu nombre
viene tu figura y tu presencia;
y el amor sea lo más lejano entre tu mano y la mía,
y la austera enseñanza sea un “te quiero”.
Para que las confusiones existan
tu vida, tu voz…
y me fragmente en tu pecho,
cual hoja de otoño en el suelo,
porque no basta con quererte.