Héctor(micorazón)

Inventario

Llegó el momento ya, debo hacer el Inventario,

devoción y deuda que inspiran hacer honores,

sin demora recalcando viejos corolarios,

y sin demora anotando mágicos albores,

 

Aquí están, ni tan envejecidas, ni tan nuevas,

las cosas, momentos, y detalles cual tesoro;

la fortuna que la vida trae y no se lleva,

me han sido por riqueza más que plata más que oro.

 

Hay cosas que por su parecer poco ordinario,

significan por consideración las mejores;

un preciado, conservado y adornado diario,

y una hoja que contiene el poema de colores.

 

El matiz, el sabor, la fragancia, la frescura,

todos concentrados en el ambiente en la calma,

más, qué tristeza, qué triste, si es la esencia pura,

de esa angelical figura de la rosa, su alma.

 

La rosa marchita junto al anillo de plata,

el anillo donde quedó su nombre grabado,

letras disparejas escritas por la novata

punta de diamante, de un lápiz aficionado.

 

Quedaron unas tantas horas acumuladas,

horas contigo, horas sin ti, horas mías tus horas,

con un archivo perdido, uno, el de tus miradas,

me es oculto si ríes, me es oculto si lloras.

 

Las muecas, el cariño, y el brío de inocencia,

son los de forma única y los de único diseño,

tanto que hasta sospecho que un amante en la ausencia

de uno de ellos,  perdió sensibilidad al sueño.

 

Un cincel punta de hierro y una extraña escultura,

dejó un talle brusco y una torpe ejecución,

y aunque no pudo darse buen fin a la figura,

distingo en la piedra la forma de un corazón.

 

Forman también parte de este inventario mío,

las cuerdas en lira que no dejan de vibrar,

y en su canto intermitente entre calor y frío,

la nota dominante no deja de sonar.

 

Me falta un beso tuyo, un beso tuyo me falta,

doy vueltas reviso aquí, y allá y el desbalance

me descontrola y la probabilidad es alta,

de que se susciten  faltantes en el romance.