Digamos que cuando empiezo a mirarte
Ya no existen certezas;
Las palabras no dicen nada
El cielo se vuelca al piso,
La noche se vuelve día
Y el día esperanza.
Olvido parte de lo que soy.
Debo drenar medio corazón
Para evitar que explote de tanta
Novedad creada por tu mirada.
Hay tanto cielo, hay tanta luna.
Digamos que es milagro y tortura
Cuando empiezo a mirarte.
El cansancio no ataca mis piernas.
Solo te miro y vuelo un poco
Recorro los hoyuelos de tus mejillas,
Como hablas con tus gestos tiernos,
Como se detiene el tiempo,
De pronto, en tu sonrisa.
Yo solo te miro
Y quiero, de veras, reír y llorar,
Cuando tú de pronto me miras.
Digamos que cuando empiezo a mirarte
Y te acercas,
El viento crea un susurro
Que me dice al oído que el destino
De alguna manera te hizo para mí
Y que de otra manera,
Igualmente divina,
Ya te he pertenecido,
Incluso antes de todo encuentro.
Me arrancas todo con un beso.
Siento el aire tibio
De tu boca en mis labios,
Tu respiración en mi rostro,
Tu sombra que ilumina.
Entonces solo me queda
Cerrar los ojos
Para intentar volvernos uno solo.
Digamos que no hay nada que decir
Cuando empiezo a mirarte
Solo endulzarme la vida
Y tejerme un paraíso
Con tus imágenes.