Es obscena la forma en que mis ojos de bestia te miran. Crudos y obsesivos de tus secretos enterrados en mi pecho de pecado. Te confieso no siento culpa de mi poca hipocresía, sin remordimiento alguno, es como te siento.
Sabes que siempre te quiero en mis brazos de media luna con mi corazón en tu cara amargada, justamente así sin mascaras. Te quiero como siempre ni un poco mas ni un poco menos, te extraño ahora, desde que me alejo de las tierras de nadie hasta los inviernos venideros, en esa frialdes que solo tus brazos nevados ofrecen. Te quiero en este solitario invierno sin luna.
Te quiero aún en tu soberbia primaveral.
2014