Un aire suave pasa por mi ventana,
tan suave, tan lleno, tan mañanero,
envuelve de versos a la mañana,
y el pensamiento vuela hacia ella primero.
Pasa una sutil mariposa traviesa,
y pasa tambien una abeja perdida,
la mariposa sin flor y tan triste regresa,
y la abeja tan fiel del regreso se olvida.
¡Ve mariposa! le digo yo con esmero,
ve a buscar a la flor que hoy me fulgura,
no dejes que la abeja llegue a ella primero
y robe de su sonrisa lo frágil de su dulzura.
Ve a despertar su sonrisa que añoro,
y en su oído susurra eufonía de flor,
dile que guardo su voz cual tesoro,
y deliro al pensar si tuviera su amor.
El aire tan suave pasa y se aleja,
y el pensamiento regresa de la ilusión,
ni la mariposa va, y ni regresa la abeja,
y el verso dibuja su rostro en mi corazón.