Me gusta rememorar nuestro idilio:
aquel amor interminable,
cuando mecía tu pelo suelto y
besaba tu boca de ángel
en las tardes doradas de ensueño.
Sueño tu imagen serena
de imperturbable mirada de rosa
y fragante aroma de mujer,
lucero de la mañana,
pedacito del alma.
Recuerdo cuando tomados de la mano
tirábamos los pies hacia delante,
caminábamos bajo el fulgor de la luna
y las estrellas refulgían con tu belleza
la semblanza de la naturaleza.
Aquella vez, Bien mío
la cadencia de tu mirada
y la flor de tu sonrisa
me llenaban de ternura
junto a la calidez de tu bien amado cuerpo,
me sentía el ser más agraciado del mundo
y ahora, es como aquella vez
que me sumerjo en el oasis de tu cariño.
Ërase aquella vez . . . una hermosa historia de amor
escrita con la tinta de tus recuerdos
y plasmada en el pergamino de tu historia
cuando te conocí delicada Damisela del alma
pétalo de flor en primavera,
mi corazón abriga con intensidad la esperanza
que este amor, por siempre perdurará.
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Jaime García Alvarez