Robledo de Chávela, 27 de julio de 2006
¡TE AMO!
Amor; dulce tormento
alojándome en tu alma,
¡soy huésped y siervo!
paciente hasta la sima,
que por ti cada día muero,
hasta el fin de la vida,
hasta el fin del sendero,
hasta el fin de los días.
Y; ¿Por qué me equivoco?...
si tanto te quiero y deseo,
(hasta pierdo el conocimiento),
pero al fin todo lo veo;
tanto, tanto sufrimiento;
que por fin despierto,
del dulce embeleso,
soy tuyo entero.
Conservando el último aliento,
para seguir siendo súbdito
del erudito sentimiento,
el cual, vasallo sigo siendo,
por el que te doy amor eterno.
Wícttor