Lejano océano que amo
Abismo, acuoso y fértil
Mar y piélago
Imaginado en mi conciencia, sus clamores,
te amo en poesía
Pues como mi alma vive en esa locura,
Mi alma solo se contenta con verte desde mis nostalgias
Atravesar tus labios, con el susurro, de un poema declamado
De tus ojos, sempiternos, que ancle en mi profundo silencio
¡Oh tu versos. de dicha y consuelo!
¡Oh mi vida tu naciste un día!
Sin saber mi espíritu errante
te busca entre sombras y en mis nieblas,
Te amo, como una nueva estrella,
Pues me haces bien con tu bella lumbrera,
Disculpa mi medio siglo en mis manos viejas,
Deja que acaricie tu alma en poesías de mi alma,
Sueña mi ángel
Un sueño que sane tus heridas,
Abraza tu crio, huele su sabia,
En ellos existe naturaleza divina,
Nutre tu alegría de sus risas,
Tu Eres su vara y su callado,
Tú eres oriente y oxidente en sus mañanitas,
Sé fuerte madre
Como el roble centenario,
Huele a hierbas, hunde tus manos en la tierra,
Suplica al creador que no te lleve,
Pues dos seres hoy te atesoran
He aquí el uno tu amante y amigo en poesía, y tu prole
la dueña de tus sueños, bella princesa infinita de belleza.
Darío Ernesto Muñoz Sosa.