Ivan D.G.

En una noche cualquiera

Nunca supiste sonreírme con los labios,

pero, ¡ay!, que bien lo hiciste con los ojos.

Nunca sabrás quien fui, eso es cierto,
quizás nunca me recuerdes,

puede que no, no lo harás,

pero yo siempre estaré ahí.

 Nunca pensaste que tu objetivo era quemarte,

pero corriste hacia la hoguera,

no, claro que no, siempre despreciaste tu destino,

gastaste más tiempo en arreglar el pelo

que en arreglar tu vida,

pero yo siempre estaré ahí.

 Es difícil no entender de nada y saber de tanto,

es difícil entender que no existe el amor con prueba,

pero más difícil es aceptar la pesadumbre del olvido.