Las hipérboles son como árboles, sus extremidades alcanzan lo marchito de mi expresión íntima cuando más me inundo en la soledad, de moler en mi alma tu fruto que yace pegada en las lágrimas que se congelan cuando te arrancan tus páginas, y mañana el oxígeno, allí donde estás como estatua admirando el cielo, cavando un universo en la libertad del silencio.
Eres extensa, y te ríes líquida en la sal tatuada en la tierra,
caes llenando de tintes la amarga consistencia de las sombras
desde, dentro de la quebrada, multitud de miradas traumáticas
emerges de la \"nada\" expresada por una muralla alba, -pálida-
te miran \"enferma\" te miran con sus ecos a lo lejos,
las aves te inundan con sus velos la caída de tu cuerpo-
te miran pálida, acabada y destruida, te sienten quebrada
inundando las raíces de un árbol en cenizas- Atrapado
por el fuego de su sangre, cubriendo de herida ese cielo amargo,
entre la condensación de tus ojos exfoliando la respuesta a mi muerte,
que por ti mi paz, que por ti mi corazón, que por ti mi mañana,
que por ti amor,
dejarte un último cariño,
como lágrima salada,
como lágrima dulce,
como expresión de mi cansancio interior,
amarte, sacudir de las nubes
la lluvia que limpie el horror de mis actos,
y verte caer, sentir-te caer, dejar que una parte de ti
perforé mi piel, inundé mis venas,
y desgarré mi corazón,
destruyendo mi alma...,
así, amarte no sea una última palabra,
no sea una última letra, un último latido,
así amarte no sea un punto final,
no sea una última lágrima, no sea lo último que logré pensar, soñar, sentir,
que no lo sea, y la lluvia logré inundar el proyectil invalido
que hoy atraviesa mi pecho,
dejando que mi sol interior...,
estallé en combustión...,
borrando el universo con todos sus latidos estelares, eso quiero!
que te me caigas del orfanato de tus emociones puras
para borrarme
la muerte
que existe en mi alma huérfana.