I N R I
Jesús Cristo
En este lado
descansa tu
cabeza roja
de la herida
recibida con
la vil corona
forzada a penetrar en las sienes buscando
matar también tu virtud y tus pensamientos.
En estos extremos, tus puras manos cansadas
de dar el bien fueron traspasadas por clavos
largos y peligrosos, sin ninguna compasión
Jesús Cristo
en este lado
descansó tu
corazón de
llorar por el
sufrimiento
de aquellos
que diste en
llamar hijos
Y tus pasos
ya no dejará
huellas. Tus
pies que así
descansan se
dan un abrazo
de despedida
Y en el dolor
se consuelan
El clavo que
los traspasa
testigo mudo
es. Amén
Norman Alexander Agnär
(10012007)