Ayer estuve contigo...
(no eras tú... pero es casi lo mismo).
Sus ojos eran negros,
pero tenían el exacto gris
mirar profundo de un abismo
que recuerdo de los tuyos (azulinos).
Me escuchaste en ella
como tantas veces, callada y quieta,
casi sin respirar,
impactada por mi alma huracán,
poema, melodía, estrella...
Mujer por mujer ¡qué va!
seas o no tú,
lo que me importó fue su actitud
de deslumbrarse, de abrirse a mí
como una flor inmensamente bella
en el placer... que da mi amor.
Y supiste disfrutar (también ella)
mi amor (que doy, sin poseer),
mi amor que sabe... solamente dar.