Queridos de Oriente Reyes Magos,
mis queridos amigos
¡Cómo pasa el tiempo!
Pareciera que ayer fuera aquel momento
en el vuestras majestades y yo nos conocimos.
Yo acababa de nacer,
apenas dando estaba los primeros balbuceos
y vosotros, los dueños y señores de los sueños
por primera vez a mi hogar fuisteis a ver.
Y, aunque quizás no os lo podais creer,
recuerdo con nitidez vuestros camellos,
luengas barbas, trajes tan bellos
¡tan simpáticos me parecisteis y tan pillos!
que aquellos regalos tan sencillos
a mi de ilusión me inundaros sus destellos.
De aquella primer visita,
más de setenta y tres años ya han pasado,
cada año puntualmente acudiendo a nuestra cita
incluso cuando, por despiste, no os lo hubiera recordado.
Nunca, pues, me habeis fallado
y es por eso que os estoy agradecido
y abusando de tantos años de amistad os pido
que a mis dos nietas, Geno y Martina, que aquí tengo a mi lado
nunca olvideis
y que, como conmigo puntual fuisteis
para que en su alma siemptre anide la inocencia
y de su fanilia sepan disfrutar de su presencia.
Por ello he decidido dos cartas escribir que yo enviaré en su nombre
o mejor, para estar a la altura de los tiempos, dos e-mail.
Y para mi sólo os pido, espero no os asombre,
que cada año mi ya deteriorado documento de identidad me renoveis.