Alabad a la Reina en todas las formas,
Para complacerla tan solo con una sola manera.
No arrugues mi historia ni la lleves en seguida al altar,
Guárdala, y resiste aunque sea tan solo un instante,
En un amor que ya los dos sabemos que jamás volverá.
A verso libre empiezo a extinguir palabras
Y a explotar sentimientos para que ya no quede ni uno solo.
Y ya no me importa si es si o si es no, aunque caiga en contradicciones,
Tan solo quiero recuperar lo único que yo poseía.
Tan solo quiero tener en mis manos vacías, no, en mi corazón en bancarrota
Todo aquello que le di a la más gloriosa de las Reinas.
Alabad a la Reina en todos los sentidos,
Pero una vez que ella recibe, jamás lo devuelve.
Y aunque lo robes de nuevo, siempre lo tendrá devuelta.
Alabad a la Reina y regálale tu única joya y de iva una sonrisa.
Preciosas son sus joyas, y perfumadas son sus ropas,
Y sus cabellos son largos y bellos que chocan contra su piel.
Algún día la tendré de vuelta, yo me decía, pero en un porvenir que jamás llegará.
Murmurando mi propia derrota, acechando mi propio fin
Una Reina sin Rey y en el amor todos somos herederos.
Aunque sepa que he vivido, la verdad es que nunca basta,
Suficiente jamás llega por más satisfecho,
y la gloria no es nada más que vacío un día después en la cima.
Alabad a la Reina en todas las formas, en todos los sentidos,
A todas las horas, en todos los lugares; en cualquier situación y tiempo,
Con cualquier necedad y pretexto,
Hasta desgastar y morir sin nada, hasta querer matar por su amor.
No, nunca jamás alabes a la Reina, por más derecho que obligación,
por más voluntad que tentación, porque aunque tú le des tu amor,
Sabes bien que ella se lo roba.