Recorrí hasta tus últimos parajes
e insaciable repetía el camino
y siempre era distinto,
algo nuevo encontraba,
que me extasiaba, que me llenaba.
En cada estación,
un olor o un sabor me detenía,
y como animal hambriento
te olfateaba, te devoraba.
Y con el tiempo descubrí
que todo de ti me gustaba,
y te veía y me excitabas,
te desvestía y me admiraba.
Y no me cansaba de verte,
de descubrirte y redescubrirte,
como la primera vez y la segunda,
porque cada una era diferente.
Y me llené tanto de ti
que ya no sabía que hacerte,
entonces decidí
adorarte, quererte,
y escribir versos que se posarán
hasta donde mi boca y mis manos
no podían conocerte.
René Barón R.