Hoy entre tinieblas escribo,
escribo porque temo estar
conmigo mismo.
Se que debo afrontar el hecho,
el hecho, de que me duele profundamente
saber que ella se fue con otro,
que la historia se ha vuelto a repetir,
exactamente como se ha repetido mil veces en
mi existencia.
Hoy siento como la oscuridad me envuelve
y no me permite dormir, soñar y descansar.
La soledad resopla mi nuca, con su frío
aliento y sus palabras de odio.
Odio, por aquellas que me han dejado por otros,
otros que son personas que ellas siempre
preferirán. Porque, ¿quien se enamoraría
de alguien que es poeta, romantico y
tiene unas tremendas ganas de amar?.
Este mundo se encuentra alrevez,
alrevez, porque ellas siempre preferirán
a alguien que las haga reir, antes
que alguien que las haga sentir amadas.
Pero, ¿de que hablo yo?
si todos los días con la soledad
me encuentro y a la oscuridad de
la noche le perdí el miedo, tal vez
porque hay cosas que dan más miedo,
que la misma oscuridad...
Entre pesadillas y soledades he
vivido, no, he existido.
La felicidad me la robaron hace
tres relaciones y mi confianza en la mujer
me la arrancaron ayer...
Solo quiero decirte mi querido lector,
que si tienes la suerte de tener una mujer
a tu lado, cuidala, porque debes saber
que hay seres humanos, como yo,
destinados a no tener ninguna...
Que el alcohol, el cigarro, el sexo
y las drogas se encarguen de aplacar
mi dolor y de destruir mi vida,
tal vez así es como debe ser, así
es como debo morir...
MEVE.