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El maestro y el Diamante. - Cuento.

—Maestro, algo me preocupa. —dijo el discípulo—. Y es que veo muchas imperfecciones en mi corazón.

—Querido y amado discípulo, eso no debería preocuparte. —tranquilizó el maestro.

—Tú sabes lo que es un diamante? —preguntó el maestro.

—Claro maestro, todos sabemos qué es un diamante. —contestó el discípulo con extrema ligereza, prontamente notada por el maestro.

—No seas tan ligero en afirmarlo, querido discípulo, me refiero a su significado. —puntualizó el maestro.

Entonces, en ese momento, todos se apresuraron en poner atención a las palabras del maestro:

—El diamante es un carbón natural que proviene de las profundidades de la tierra —de la naturaleza—, que fue sometido a fuertes presiones y temperaturas y que, debido a una acción volcánica profunda, afloró a la superficie.

»El diamante es el mineral más duro conocido, inalterable, irrompible. También es símbolo de constancia —dedicación y firmeza en las actitudes e ideas.

»Solo un diamante puede pulir otro diamante e, igualmente, un diamante puede rayar otro diamante, pero eso significa que los dos se harían daño mutuamente.

»Un diamante posee la habilidad de dispersar la luz en diferentes espacios al mismo tiempo.

»Los diamantes naturales suelen tener imperfecciones o fallas menores, que son los materiales extraños a su naturaleza, pero eso no les quita su verdadero valor.

»Qué más eres tú, sino un ser de la naturaleza, que está sometido al sufrimiento, que necesita de una acción interior profunda para que dejes aflorar ese diamante que eres! Para eso necesitas de constancia, de perseverancia, de no generar más obstáculos de los que ya existen. Tú, como diamante, puedes herir a otros diamantes como tú, pero recuerda que los dos saldrán heridos. Tus imperfecciones son naturales en ti y en cualquier otro, y si las pules adecuadamente, podrás dispersar la luz que has alcanzado.

»Ahora bien, también existen los diamantes sintéticos, hechos en laboratorio —no naturales—, esos no tienen imperfecciones, pero jamás alcanzaran su valor real, ni serán utilizados como referencia.

»Solo un experto puede diferenciar un diamante natural de un sintético. Ese experto serás tú, a medida que vayas puliendo tu piedra a través de tu Gurú interior.

—Recordad que la aceptación con amor del cuerpo, alma, defectos y virtudes, es la transformación necesaria para que aflore el diamante que eres!