Tus ojos, Fatima, son tán bellos
como el dulce atardecer,
que a través de todos los tiempos,
amor mío, cautivan todo mi ser.
¡Oh! Tus bellos ojos,
amor, como embellecen,
son tán hermosos
que a mi ser enloquecen.
¡Oh!, Dios, soy tán bendecido
al mirar sus bellos ojos,
gustoso, de tí, mi amor, atraido.