El duende enamorado robó el corazón
de la princesa triste una noche de siete lunas rojas.
Después de enfrentar y derrotar a la imbatible guardia real,
logró escapar.
Recorrió junto a su querido dragón cientos y cientos de reinos,
huyendo de temibles y malvados hechiceros.
Al llegar a la tierra de los gigantes,
el duende enamorado, estuvo a punto de morir aplastado,
pero gracias a su destreza pudo superar ese difícil obstáculo.
A mitad de la travesía, se apareció de la nada una terrible bruja,
que pretendía transformar al duende en un horrible sapo
y robar el corazón de la princesa
para convertirlo en oro eterno.
Pero nada de eso sucedió,
pues su amigo, el dragón,
consiguió espantarla con su fuego azul,
logrando que la bruja se desvaneciera como un fantasma.
Al final, después de muchos muchos años,
el duende enamorado llegó a su lejano castillo,
perdido en el horizonte.
Allí convocó a diez magos y cinco hadas
para materializar a su dulce amada.
Con muchas dicha, la princesa triste despertó.
Sorprendida, abrazó al duende enamorado y le sonrió.
Y ambos fueron muy felices durante mucho tiempo...
Allí en ese lejano reino...Allí en esa mágica tierra...