Yo recosté en tu pecho mis sueños con tus sueños
tejiendo con dos almas el más cálido nido,
de bondades humanas surgió albergue mullido
que acunó a la esperanza desde gestos pequeños.
Yo le negué a la duda caóticos empeños
ornando aquel espacio de amor incontenido,
el corazón gozoso saltaba agradecido
con cánticos tan dulces, joviales y risueños.
Si bien hubo tormenta jamás nos faltó fuego
ni nos rehuyó el abrigo en cielo despejado
y si algún sufrimiento causó desasosiego
el uno junto al otro siempre estuvo amparado;
jamás entre nosotros interpúsose el ego
pues fue elección consciente soñar siempre a tu lado.