Rompámos sin miedo el silencio
que reina en estos oscuros momentos,
con copas llenas para deslucir
lo inexistente en pocas palabras.
Para la mitad de la noche no quedan
más que dos pequeñas botellas
entre toda esta ruina de botellas vacías.
Los dos acabamos borrachos
y como mendigos mendigamos
en media calle a media noche
buscando la desconocida suerte.