Lo vi venir por la senda
como hojarasca que lleva el viento
traía entre sus labios tiernos
los cantos de mil caminos
entre la mugre de sus dedos
un retazo de pan podrido
quizá fuera su almuerzo
quizá sustento para su familia
Fue verlo y el corazón me escupió un grito
como podía reclamar por mi corbata manchada
si ese ángel de pocos años
venía descalzo y cantaba
Por calzado traía el pavimento
que relumbraba con el beso del sol
por vestido traía el viento
que su inocencia acariciaba
y por sombrero las nubes
que los motores formaban
Era verlo y adivinar
diez años, tal vez los once
de hambre ayuno y camino
la mirada sobre la calle
a la caza de desperdicios
Al cruzar por la avenida
que hace esquina con olvidos
y la calle indiferencia
se cruzó con un canino
que venía despavorido
quizá alguien lo pateara
tal vez escapara de su fortuito destino
Tropezaron como cosa del destino
que halaba hilos a su capricho
y en vez del lógico ataque
que al verlo había presentido
los escuálidos vagabundos
se contemplaron un segundo
quizá saludándose en aquel idioma
que los buitres hemos olvidado
el cuadrúpedo caudal de pulgas
sacudió el rabo un momento
mientras su fiero contrincante
alargaba la mugre de su mano
regalándole su pan