Me dueles tanto en la herida mujer,
Llamarada de pasión.
Eres profunda quemadura de tercer grado;
Puñalada por la espalda en aquel bar a oscuras.
Me dueles tanto en la herida, dolor eterno
En el que no puedo, dolor nauseabundo en el que muero.
Dame el antibiótico de tus labios,
el merthiolate de tu aliento,
O Cúbreme con la frazada de tu cuerpo.
Tápame la herida!, tápame la herida!,
Tápame esta hemorragía de amor!;
que no quiero morir en éste
rincón de mi cuarto,
tan solo,
triste,
desangrado...