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El maestro y el Karma.

—Amado maestro, qué es el Karma? —preguntó un alumno, nada más empezar la clase.

—Estáis muy despiertos en esta bella mañana, —dijo el maestro al tiempo que siguió con su apreciación:

»Amados discípulos, primero tenemos que entender que todo el universo está regido en la base de la perfección, del amor, de la compasión y de un “servir/amar/amar/servir” incondicional que, excluye lógicamente la personificación del ego. Tú eres parte de ese universo.

Tú eres maestro y discípulo a la vez. Tus palabras, acciones u omisiones, como maestro, son la expresión diaria de tu existencia, que deben seguir o estar muy próximos de ese estado de perfección y que serán seguidas por tu discípulo.  Tú ejercitas la facultad de aplicarlas —las palabras, acciones u omisiones—, como discípulo, a cada uno de esos momentos diarios, siguiendo las orientaciones de tu maestro. Sois lo mismo, pero con roles distintos.

El karma es el resultado de la aplicación de esa facultad. Son las semillas que plantas cuando caminas por tu sendero. Las semillas son eso, semillas —no crecen ni generan frutos del día a la noche. 

Puede que un bello día, aparezca en tu jardín un manzano o un peral. Te alegras porque esos frutos saben a dulce, y los recoge, pero no para llenarte, sino para distribuir entre tus queridos esos frutos, porque, al final, son maestros igual que tú.

Puede también que, en un día igual de bello, aparezca en tu jardín un montón de hierbas malas. Te alegras igualmente, porque te hace recordar que no has cuidado de tu jardín, y las arrancas, con amor y las quemas, porque servirán de abono a la tierra. Y el abono que te sobre, lo compartes entre tus queridos.

En todo caso, jamás, el Karma debe ser entendido como castigo. En la naturaleza no cabe esa palabra. Todo está hecho para que todas las cosas, si, de algún modo, han salido de su estado de perfección, vuelvan a su origen —perfección—. Por ello lo debes agradecer, por favorecer a que todo vuelva a su origen.

Tú mismo deberás —y lo sé, lo estás haciendo—, volver a tu estado original: Divinidad.

Karma es la herramienta necesaria. Úsala con tu sabiduría de maestro!