Carlos Fernando

Quién decide...

PRÓLOGO

\"Entonces, estarán dos en el campo:

uno es tomado, el otro dejado;…\"

Mateo 24:40

 

Dedicatoria:  A mi hijo Ángel (quien aun vive, y está sano)

 

A los pies de la cama de un enfermo grave.

La ciencia lucha con las armas de la Ciencia.

La madre ruega al Cielo, y el padre afligido,

solo espera.

El cuerpo del enfermo gime, a veces en silencio.

Y mientras late el corazón la esperanza vive.

Entretanto, en otra cama otro paciente

que ya come, aguarda el momento de salir

del duro entuerto. La Parca a los dos mira

con su paciencia helada, a ejercer su oficio,

mientras Dios desde su Trono, observa. Atento:

al esfuerzo del médico, y escucha los ruegos

de la madre, la zozobra del padre, el afán

de la enfermera, los suspiros del agonizante enfermo,

y la esperanza del que espera.

Da una orden llegado sea el momento, y La Parca

austera con su hoz dispuesta, ciega la vida

del que sanar parece, y deja en paz

al que parece muerto. El médico se apresta

a reanimar la vida del que parte

a pesar del esfuerzo de la Ciencia,

y minutos después da la noticia. Se escuchan

los llantos y gemidos lastimeros, después,

el silencio impera.

Una mano invisible ha inclinado la balanza

a favor del que renace del entuerto, mientras

que en la otra cama yace el cuerpo de aquel

que no pudo rescatar La Ciencia.

¿Quién decide? Se pregunta el médico.

Definitivamente, Uno que tiene el poder de hacerlo.

¿Qué ha sido aquello que ha dictado en contra

del pronóstico del médico, que uno

más desgraciado sobreviva, entretanto

que el más sano, en el último suspiro

dejó escapar la vida?

¿Y por qué?

Nadie acierta a dar una razón irrefutable.

Todo será especulación e incertidumbre.

Solo un asunto prevalece en tan desigual dilema:

Nadie sabe.

¿Será una prueba que Dios ha puesto

a los padres del difunto? ¿Será un castigo?

¿Serían los ruegos de la madre? Quién lo sabe.

Pero es un hecho conocido por todo aquel

que se aventura a cuidar científicamente

de un enfermo, que así llega a ocurrir.

Y que sucede lo que ninguno espera.