fitobaptista

Tiburón peregrino. (Muriendo en letras)

Un día me tope con la lamentable noticia de que una parte de mí dejaría de escribir poemas por un tiempo, en esos días no sabíamos con exactitud si era por unas cuantas lunas o hasta el fin de sus amaneceres, tampoco conocíamos el motivo por dio un alto a su hermosa tarea de regalar poesía justo al fundirse el atardecer con la taciturna noche… Hasta que el día menos esperado sus letras regresaron como tarjeta de presentación. Entendí el propósito de esta paradoja literaria, su silencio... luego de mis reflexiones obligatorias propiciadas por el suspicaz insomnio lleno de misterio y vacíos, vacíos provocado por cada una de mis palabras, las que algunas vez dije o escribí, las que calle y hice cómplices… Las que regalé a mujeres de otras tierras: mujeres casadas, comprometidas, mujeres de ensueño… mujeres amorosas, mujeres delirantes, mujeres exquisitas, mujeres imaginarias, amores fugaces… A las que me dieron amor y no pude darle nada a cambio más que un corazón roto y un alma sin lumbre. De ellas, de ellas hoy no queda nada. Mis palabras se fueron a soñar junto ellas en sus maternales pechos, en sus cálidos regazos, debajo de sus pieles, incrustados en su vientre donde reposa mi ansiedad insomne y mis letras se convierten poesía en su cuerpos de Venus, allí donde el aire quieto rompe el silencio de la noche, donde ellas van y vienen, sin despedirse como alguna vez les dije.

 

Las gentes se horrorizan pensando que dejar de respirar es algo atroz, sin saber que no hay muerte peor de la de no saber que decir… cuando hablar/escribir duele más que respirar, aquí he llegado pero no pienso morir aquí, seguiré andando, como el tiburón peregrino que fui, que soy. 


Adolfo Baptista
@fitobaptista

Táchira - Venezuela