A tus ojos robaron el sosiego,
las estrellas, el sol y la luna.
¡Que se caigan del cielo una por una!,
¡no brille la luna! ¡y, sea el sol ciego!.
Apagaron tu brillo con el ego,
no importando tu destino y fortuna.
¡Se dispersen y nadie los reúna!,
¡les consuma la conciencia en su fuego!.
Que tanto me consume esta tristeza,
al ver tus ojos tristes y señeros,
¡Ay!, ahora está tu arpa tan callada.
Tu cama forjada en hierro y acero,
es tu cuarto cárcel en fortaleza,
y esperas ser un día rescatada.