La magnífica Gabriela ponía sus palabras
en la voz de un libro:
\"He aquí niño mío, que me has hecho tu amigo\"...
y el libro pedía cuidados y amor...
Me encontré de pronto cual librillo abandonado
en polvoriento estante:
las hojas resecas y amarillas como hojas de árboles de otoño...
¡Tanto tiempo olvidada!
Mas no fue menester que poeta alguno
me prestara su voz:
humana soy, no cosa inanimada,
y mi voz dice que estoy viva,
que estoy en mi Otoño, pero viva,
y que aún espero todo de la vida...
-menos la muerte-...
Sé que llegará, mas no la espero;
sé que llegará, mas no la apuro:
quedan cosas por vivir, seres por amar,
quedan divinos días con sus noches,
paisajes nuevos por deslumbrarme,
antiguos sitios donde retornar.
Entonces, nada de esperar la muerte;
no ha de llevarme a un mundo mágico
ni al País de las Maravillas:
sólo a la pura NADA !
Entonces,como dijo otro Grande:
¡Aún tengo la vida!
...mi proyecto es simple: vivirla y beberla
hasta el último sorbo.