Tengo ganas de conversar contigo
pero no estás... nos separa el tiempo
y mil quinientos kilómetros de caminos.
También sé que a veces tú querrás
hacer lo mismo... y no podrás.
No estuvimos nunca de acuerdo, fuimos casi enemigos...
y, en la obsesión y delirio
conque te procuré... casi me pierdo.
Conseguí que me amaras: ¡eso sí logré...!
pero no que me quisieras, tú querías ser mi amiga...
y yo que fueras mi mujer, mi compañera...
La lucha fue brutal, más que un romance,
querías amarme, pero lo que hacías
era llevarme poco a poco a forzarte...
(hasta que un día me dijiste la verdad,
que así ¡era la manera en que te complacía!)
Te extraño... y en mi mente busco tus ojos para mirarme,
también tus labios que, en mi recuerdo... aún me deleitan.
Ya no te tengo... pero estás dentro de mi memoria,
no serás mía, pero te tuve...
y estoy seguro ¡qué no me olvidas!
Yo soy ahora, de tu historia, la parte buena
que, al recordarla, te sabe a rosas... y a poemas.
Nos extrañamos... y nos amamos... ¡qué más importa!