Una jóven muy bonita se detuvo
en un banco de la plaza mayor,
cuál Penélope a la espera
que su amigo regresara
a cumplir su pacto de amor...
Deshojando margaritas,
tarareando alguna canción,
buscando respuestas al viento,
pateando hojas secas de desilusión,
dejó correr las agujas del reloj...
Desafiando al tiempo,
su corazón adormeció
añorando la llegada del príncipe azul
que con dulces besos
lo despierte al amor...
Pobre niña de ayer,
caminando al filo de la locura y la razón
entre el amor y el desamor
sin darse cuenta
se convirtió en mujer...
Creando castillos en el aire,
imaginando llenar sus pechos para amamantar,
tejiendo delicadas ropitas,
soñando rostros angelical,
todo para esos hijos que nunca llegarán...
Pasan las estaciones, los años,
y sin percatarse la vida se le vá,
mientras a diario pregunta al cartero:
¿ usted no tiene noticias
de cuando mi hombre amado volverá?...
Un día muy enferma, débil y agotada
decide atención aceptar,
confiesa y ruega al médico del pueblo
que la ayude a su pena y agonía curar...
Su vida sin sentido real,
pobre mendiga de amor,
su corazón reseco como su piel,
y sus ojitos teñidos de ayer
han visto de repente la cruel realidad aparecer...
Su amado había regresado
convertido en elegante señor
en companía de una bella dama
con quién a su lado se lució...
Él no reconoció a la mendiga,
quién con sus ojos llenos de lágrimas
y el alma en carne viva
su mano suplicante de amor le extendió...
Una niña correteando a la par
se detuvo a mirarla y le sonrió,
puso un par de monedas en su mano
y luego al llamdo de su padre respondió...
Se le estremeció el cuerpo
y su corazón sucumbió
al escuchar la voz de su amado
llamar a la niña
con su mismo nombre
con tanta dulzura y amor....
ESMERALDA