Flamélico estaba el perro
Jose lo alimentaba poco.
Vivían bajo los laberintos
del bosque gris enladrillado.
Pestilente sabor metálico
aturdían los sentidos lasos.
Atrás Ziceròn corría lozano
jugando en el jardín privado.
Su amo le observaba calmo
feliz en el chalet adosado.
No soñó a su mujer e hijo
Tampoco imaginó el banco.
Era banquero y especuló
con una familia sin corazón.