Dicen que el mortal es el ser que mas ve caer la lluvia,
Después de disipar la estrella mas deslumbrante en el cielo,
No renuncia a perderla, y sigue mirando, aun, dañando sus óselos
E insensiblemente los empapa con esa sosa.
Aquel sueño que una vez brillo en lo alto,
El resplandor que ilumino su cara,
Se esfuma, dejando un vacio en el pecho
Y una sensación excitantemente inaudita.
Gotas que tocan los ojos y arden,
Bañan todas y cada parte de mi badana, y pesa,
Y desploma en la tierra, preguntándose, que pasa
Pero no abandona la mirada del cielo, aunque sufren.
Como logran mis fanales aferrarse,
La afonía puede escucharse aterrador,
Y cuando por fin consigo escuchar voces
Es el retumbo de tu voz susurrando alrededor.