Será que el tiempo llegó
de hacerme viejo.
Será que el frío
de la mañana
cala los huesos,
será que he visto
gente morir y a mi,
veo llegar una mañana
nueva que me encuentra
estrenando el día.
Será que los recuerdos
se riñen el derecho
de entrar en mi mente
y por no decidir cuál
va primero,
todos entran en tropel,
tan impetuosos
que el llanto me provocan,
y escondo el rostro
porque no me vean llorar,
o simplemente
no las dejo asomarse
a mis ojos.
Será que Dios
me está tocando el corazón
tan fuerte y constantemente
para ablandarlo cada vez.
Y me saca palabras
e ideas que me inspira,
para que yo las comparta
con usted.
Pero es tan fuerte su toque
que me tengo que apurar
por no llorar a cada
palabra que me dicta,
en su Supremo poder
que como torrente bravo,
o como torbellino fiero
me agita el alma con tan
intenso brío y Fuero,
que no dejo de llorar.
Aunque solo sea por dentro,
porque no quiero
que usted me mire llorar.