Trascienden en quimeras,
largas horas de ausencias,
gotas de gritos callados,
que me bebí de un solo trago.
De un golpe certero,
aniquilaste todos mis anhelos,
uno a uno fueron muriendo,
esperanzas, ilusiones, sueños.
¡Qué más da la vida!
¡Si el alma en pedazos tengo!
Los volveré a unir poco a poco,
con calma y sosiego.
A mi espíritu indomable,
ninguna tormenta lo ha vencido,
tengo el alma de guerrera,
y por bandera, desafío.
Mis pasos firmes avanzan,
cargando un saco de añoranzas,
más en mi rostro
siempre habrá una sonrisa,
y hoy de nuevo grito
¡Que viva la vida!