“Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada.”
Dickens
Andábamos bien de dinero,
por esos días.
La billetera florecía en gastos
para hacernos los gustos
y tener algunos gestos
con los amigos de la oficina
o los del bar.
Pero llegábamos a casa por la noche
y estábamos solos, solos, solos, solos.
Tanto
que escribimos ahora este recuerdo
en primera persona del plural
para no asustarnos en demasía,
pues ni por todo el oro del mundo y adyacencias
quisiera nuestra pobre alma
volver a pasar por aquello.