Campos yermos de Castilla
la de humildes humerales,
la de surcos hendidos sobre gredas rectilineas
por el arado romano, de labriegos esparciendo las semillas
sobre las pardas tierras valdías de centenos y trigales.
Castilla por las flores perfumada
por doquier sembrada de plantas olorosas
-tomillo, salvia, espliego, mejorana-
de zarzas, malezas, jarales, miajitas y majadas,
de hierbas montaraces y de rosas.
Castilla la de los caminos polvorientos,
do pastan los rebaños de las ovejas trashumantes
¡qué alegre sinfonía de cencerros y dulces campanillas!,
¡que inteligentes los perros!. Los pastores y zagales
vagan por las cañadas saludando a las alegres florecillas.
Castilla, la de los mesones y posadas,
la de los altos llanos, roquetas, peñascales y quebradas,
cárdones alcores, encinas, carrascales, matorrales y pinares,
de verdes vides derramadas de colmenas sembradas,
la Castilla de los alcones y de las águilas reales.
Castilla, recia y dura,
aunque ahora miserable, antesdeayer dominadora,
siempre presente, indomable, noble y leal señora,
plagada de fantásticas leyendas y de épicas historias
orgullosa de su fantástica andadura.
Castilla, oscura y sobretodo asceta
reproducida en colores claro oscuros por pintores,
tu alma impregnada está de iglesías, de curas y sermones,
en semana santa se vive la Pasión en tus sobrias procesiones,
bañada por el Duero que cantaron los juglares y poetas.