Sale el zorro en cuanto ilumina;
se levanta lucido y despierto
con los ojos bien abiertos,
y la mirada atenta y precavida,
con las orejas paradas
y la cola escondida.
Hay veces que por astuto y ladino,
sabiendo que no lo esperan,
emprende de noche el camino,
para hacer de las suyas sin que lo vean.
Si se lo aguarda con la claridad,
es muy posible que por ligero,
se aparezca en la oscuridad.
Y esperandolo por la noche,
estará viniendo de dia,
haciendo de agudeza derroche.
Es un maestro consumado
en el arte de aparentar,
y como gran histrión,
hace errar al mas capacitado.
Sabe hacerse el muerto
cuando la situación se complica,
y burla a quien quiere,
y asi tambien en la minima ocasión,
se levanta el bribon
y se va muy despacito,
sabiendo exactamente,
lo que mas le conviene.
Se lleva a los cachorros
con mucha picardia,
para enseñarles a evitar
las picaduras,
que los persiguen todo el dia,
de las voraces pulgas
que chupan sin parar.
En tibia noche de clara Luna,
el zorro, para que lo imiten,
se sumerge en la laguna,
y dejando la punta de la cola afuera,
no queda pulga alguna,
porque los bichos amontonados
y asustados en ese ápice piloso,
al agua se zambullen,
y los pescaditos se los engullen,
llenándose con pulgas la barriga.
Cuando lo persigue caprichoso
algun galgo ansioso,
voltea el ladino
la cola de un lado para el otro,
y el perseguidor goloso
sale muy rara vez ganansioso
porque saltando de lado a lado
tras la cola del zorro astuto
hace doble camino el perro
y se va retrasando a cada paso.
Y aprovechando
la oportunidad buscada,
encuentra el zorro perseguido,
cobijo con el tiempo debido.
De chiquitos van dia por dia,
y noche tras noche los zorritos en fila,
detrás del papá zorro...
Pero cuando maduros se vuelven,
siendo zorros como zorros proceden.
Aunque el taimado no es un santo,
es puro cuento la fama,
y su reputación no es para tanto...
...por atrevido y goloso no se lo crea avieso,
solo es un poco travieso.
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