Sobre un manto de olas
una sirena humana
va dejando marcadas
en la arena sus pisadas.
Un río azabache cae
sobre sus hombros desnudos
un azulado vestido
con negros lunares mudos.
Ese mar que la tiene
dentro de su paisaje
es un bello ejemplar
del agua en su oleaje.
Ese oliva de su cuerpo
luce en su pecho encantado
dos montes así estrellado
donde se miran extasiado.
Entre las olas encantadas
los sueños de agua y arena
nace en la mente abrazada
la mujer bella sirena.