Caminaste con pasos de ondina
Por los templos del cielo que es eterno
Hallaste amuletos, epigramas y bosques,
Oteaste el firmamento buscándome
Buscando la nave fantasma que te llevará
Por los inconclusos espacios del deseo
Fuiste astronauta del destino incierto
Y con los brazos abiertos pediste
A la lluvia a la tierra y su océano
Un arcoiris de instantes, un libro abierto
Que cuando lo leyeras fuera desapareciendo,
Y el amor te trajo a las orillas del asteroide
Mientras digitabas el nombre, la clave
Del hilo de Ariadna para que te sacara
De este laberinto; caminaste por el cielo
Y lo seguirás haciendo porque tu mirada
Va teniendo el color de la eternidad